La seguridad alimentaria, el mantenimiento de las cualidades organolépticas de los alimentos y, en definitiva, y la búsqueda de los estándares de calidad más elevados en los procesos productivos y en el género son cuestiones centrales para cualquier empresa que opere en el sector alimentario. La vigilancia de la higiene y la eficacia de los sistemas de desinfección son, en consecuencia, una necesidad esencial a la hora de asegurar la fiabilidad y la limpieza de las cadenas de producción y la salubridad del producto de consumo final.
El ozono se presenta como una solución de garantías que —utilizado de manera adecuada y por un equipo especializado— puede resolver estas y otras problemáticas de manera rentable, sostenible y eficiente.
El poder desinfectante del ozono lo convierte en una herramienta de mucho valor en varios de los procesos característicos del sector, desde aquellos que afectan al almacenamiento y conservación de productos alimentarios, hasta los relativos a los procesos de producción, pasando por el tratamiento de aguas o la limpieza y desinfección de instalaciones.
Su eficacia como biocida de amplio espectro hace del ozono una alternativa apta para el saneamiento de procesos de equipo cerrado tales como sistemas de tuberías, recipientes o vaporizadores que entran en contacto con los alimentos o las bebidas, así como para intercambiadores de calor y tanques de almacenamiento, cintas transportadoras y de aclarado; y también para sistemas de refrigeración e instalaciones frigoríficas. Además, es un componente de última generación para la limpieza y enjuague de productos frescos no procesados como la verdura y la fruta.
Las aplicaciones del ozono pueden desplegarse en una amplia variedad de ámbitos y productos, desde los lácteos y los granos, hasta las industrias cárnicas, avícolas o pesqueras, sin olvidarnos de sus usos en locales dedicados a la manipulación de alimentos, o en establecimientos donde se conserven y/o distribuyan productos de este tipo.
La alta capacidad de oxidación del ozono hace que el gas destaque como un sustituto integral viable a los sistemas de desinfección química tradicionales. Su potencial oxidativo provoca (por medio de la intoxicación intracelular que conduce a la muerte de los microorganismos) la eliminación de bacterias, virus, protozoos, moho y otros patógenos que pueden llegar a proliferar en productos alimenticios frescos o procesados, en sus recipientes, o en las superficies que entran en contacto con ellos.
Esto lleva aparejada, además, la eliminación de los olores asociados al deterioro de los alimentos.
A diferencia de los productos desinfectantes de origen químico, el ozono, tras cumplir con su propósito de desinfección, vuelve a su estado primigenio en forma de oxígeno. Esto aporta grandes beneficios en relación al cuidado del medio ambiente y certifica la ausencia de cualquier residuo químico indeseable o peligroso que pudiera haber permanecido en la superficie del alimento o en las aguas tratadas mediante este procedimiento.
La efectividad de la desinfección merma el desarrollo de la actividad microbiana, reduciendo el deterioro provocado por la misma. Las consecuencias de esto son:
— Se evita la reducción en los pesos y las alteraciones en las cualidades organolépticas de los productos alimenticios, y se elimina el cruce de olores.
— Se aumentan los tiempos de conservación de los productos, reduciendo las pérdidas de mercancía.
Además, se trata de un procedimiento que requiere de una intervención humana inferior a la de otros sistemas de desinfección, lo que:
— Reduce los costes asociados al personal y la mano de obra dedicada a estas tareas.
— Aumenta la eficiencia, evitando tener que invertir tanto tiempo y recursos en el proceso.
Tiene, por último, una influencia positiva significativa sobre el medio ambiente, reduciendo la huella ecológica a través de un:
—Ahorro de entre un 50% y un 70% en el consumo de agua.
— Una reducción del consumo energético.
— La menor utilización e incidencia de productos y residuos químicos.
Las posibilidades que ofrece el ozono para la industria alimenticia son enormes. Sin embargo, cabe mencionar, que para poder sacar partido a los beneficios que ofrece este producto y garantizar su efectividad es imprescindible contratar proveedores autorizados especializados en la materia que utilicen las dosis adecuadas del producto y cuenten con los equipos y las herramientas de medición adecuadas para el procedimiento de desinfección.
Certificado para usos ecológicos en agricultura, ganadería, e higiene alimentaria: limpieza y desinfección de instalaciones de riego y herramientas de agricultura, desinfección de equipos, e instalaciones de ozono con gas y agua ozonizada; desinfección de equipos, recipientes, utensilios para consumo, superficies o tuberías relacionados con la producción, almacenamiento, transporte o consumo de alimentos, o piensos (incluida el agua potable) para personas, animales; impregnar materiales que puedan estar en contacto con alimentos…
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