Las aguas residuales hospitalarias contienen, como ocurre también en el caso de las aguas residuales de carácter doméstico, una gran cantidad de organismos patógenos en forma de bacterias y virus que pueden suponer un importante riesgo para la salud y tener un impacto medioambiental negativo de no tratarse correctamente antes de liberarse a los efluentes naturales.
Sin embargo, estas aguas residuales hospitalarias son, además, una importante fuente de residuos químicos y farmacéuticos (derivados, entre otras cosas, del uso de medicamentos y fármacos, y productos de limpieza y desinfección de materiales y equipos médicos) que no se degradan con facilidad y que pueden aumentar el porcentaje de contaminación de estas aguas.
A esto hay que sumarle una mayor presencia de microorganismos, muchos de los cuales ofrecen gran resistencia a los antibióticos y a otros tratamientos de desinfección.
A la vista de lo expuesto, se hace necesario el uso de un mecanismo de tratamiento de aguas residuales de hospitales que esté a la altura de un reto más complicado de lo habitual.
Actualmente, el agente de desinfección común para tratar este tipo de problemática es el cloro, un producto químico que, a pesar de contar con un poder de desinfección probado, deja que desear en términos de impacto medioambiental y generación de residuos perjudiciales para la salud y para el medio natural.
El ozono, por su parte, no solo cuenta con una capacidad de desinfección que no tiene nada que envidiar a la de los tratamientos tradicionales, sino que, al no generar residuos tóxicos (el subproducto que deriva de los tratamientos con ozono es el oxígeno), es inocuo para el medioambiente y para la salud de los que entran en contacto con él.
Su enorme capacidad de oxidación lo convierte en un método alternativo de gran eficacia que aporta importantes ventajas en cuanto al tratamiento de aguas residuales, especialmente aquellas generadas en entornos hospitalarios.
El ozono ofrece grandes prestaciones a la hora de la eliminación —a través de un proceso de oxidación— de los compuestos orgánicos e inorgánicos que se encuentran en las aguas residuales.
Los procesos de desinfección de aguas residuales hospitalarias suelen requerir de estrategias más complejas que en el caso de las aguas residuales normales, debido a la presencia de componentes con mayor resistencia a la degradación que ofrecen mayores dificultades a la hora de su eliminación.
Diversos estudios científicos han probado, desde distintos ángulos y en combinación con diferentes sistemas y procesos de sanitización, la eficacia del ozono a la hora de la inactivación de bacterias como la E. Coli, presente en las aguas residuales de los hospitales (además de ofrecer resultados más que satisfactorios en relación con otros virus y patógenos), situando esta alternativa en una posición preeminente para los tratamientos de desinfección de este tipo de aguas.
De hecho, en combinación con otros procesos de desinfección biológica, la alternativa presenta una eficacia comparable a la desinfección basada en productos químicos, sin contar con los inconvenientes derivados de esos procesos.
El ozono, por su parte, no solo cuenta con una capacidad de desinfección que no tiene nada que envidiar a la de los tratamientos tradicionales, sino que, al no generar residuos tóxicos, es inocuo para el medioambiente y para la salud de los que entran en contacto con él.
● El ozono, como vemos, ofrece una gran capacidad de desinfección gracias a su potente poder oxidativo.
● No genera subproductos tóxicos o contaminantes al transformarse en oxígeno, una substancia inocua para la salud y para el medio ambiente.
● Su aplicación es sencilla, no requiere de grandes instalaciones, ni deja inutilizadas las instalaciones durante mucho tiempo.
Se trata, por tanto, de una alternativa eficaz y segura, que ofrece unos resultados contrastados y que supone un avance importante en términos de sostenibilidad y respeto al entorno natural.
Los procesos de oxidación avanzada basados en el uso de ozono han demostrado ser una alternativa muy eficaz —en combinación con otros sistemas como los procesos anaerobios de biomasa inmovilizada o la radiación UV— para el tratamiento de aguas residuales hospitalarias.
El ozono se presenta, de hecho, como uno de los pilares básicos y fundamentales para este tipo de procedimientos, ocupando una posición central en los mismos.
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